POLIEDRO: LA MANIFESTACION
POR THANATOLOOP ; MICHEL LEROY
El proyecto santiaguino Poliedro nos entrega “La Manifestación”, un lúdico y psicodélico trabajo que cruza sonidos orgánicos con procesos electrónicos surreales.
El disco empieza con “Trasladación”, acordes y punteos de guitarra acústica dan base a voces y pertinentes percusiones, todo bañado en ecos, reverberaciones y procesos sonoros que elevan a un desenlace alienígena, con las voces tornándose cada vez más extrañas.
“Telepth” nuevamente cruza lo acústico con efectos, ahora arpegios amigables, voces lánguidas y percusiones crudas son impulsadas por ecos surreales.
“Sweet home everywhere” abre desde una dulce melodía electrónica, sumada a guitarras eléctricas que se fusionan con un mantra vocal que repite el título hasta dar entrada a un teclado sencillo que abre la puerta a una rítmica relativamente distorsionada. Lo que sigue desarrollándose hasta darle más presencia a la guitarra eléctrica, mientras el mantra va y vuelve
“Fraeternity” a ritmo waltz y guitarras psicodelicas repetitivas, da base a texturas electrónicas, que en conjunto generan una atmósfera primaveral y suave, idílica y extraña a la vez. Acá no hay voces.
“Hymn” abre con texturas electroacústicas para luego dar pie a un arreglo de guitarra eléctrica y synthes, siempre en ese tono distendido, optimista-bizarro. Con la voz lánguida cruzando melodías sobre una rítmica que se retuerce de manera interesante. Acá una armonía sobrecogedora contrasta con los dinámicos procesos surreales.
“Lahun-ahau” sigue en un buen rollo psicodélico, con cierto aire latino-andino en la rítmica, cruzando nuevamente synthes con guitarra eléctrica, sin voces. Este tema es más extenso, con una guitarra constantemente entregando melodías a través de punteos precisos. Aquí se me cruza cierta remembranza de la chicha peruana y del kraut, pero siempre en un tono “indie” optimista que recorre todo el LP. Es interesante como la rítmica latina deriva a secuencias mecánicas.
“Mgntsm” es un especie de interludio que cruza un extraño sonido con armonías de timbres electroacústicos, por ahí me llegó un aire a Sun Araw, una suerte de brisa playera lisergica.
“Desert” comienza con un beatbox, que genera una rítmica muy bacán, y unos synthes cuyas texturas me recuerdan un poco a momentos del “Kid A” de Radiohead, pero acá la experimentación es aún más lúdica.
“Toquihua” cierra el disco sin perder esa animosidad armónica de “buen rollo”, seguimos en el cruce entre synthes y ostinatos y punteos de guitarra eléctrica, con la aparición de secuencias rítmicas bien interesantes, en especial el arpegiado que aparece a la mitad, y que le da un quiebre a este extenso track de 18 minutos. En los cuáles vuelve aparecer la guitarra acústica bañada en ecos, generando una atmósfera acústica-electrónica bastante particular que deriva a un final dronico y optimista.
Debo reconocer que “La Manifestación” me da cierta añoranza del indie psicodélico de comienzos de milenio, pienso en Animal Collective o los locales Olaus Roemer -por decir-. Pero más allá de eso, no es un disco encasillable o predecible, tampoco oportunista o conceptual, me parece sincero y creativo, algo que valoro por sobre cualquier exigencia de producción o banalidad mercantil.
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