sábado, 30 de noviembre de 2024

 Nostalgia por tu ausencia, mientras las estrellas buscan aparecer en el firmamento, justo antes del anochecer.

Por Rubén Silva

 

 

Son las 1:50 de la mañana de un 18 de noviembre de 2024, y pongo la canción Simple Man de Lynyrd Skynyrd a todo volumen porque no puedo dormir. No dejo de pensar en ti mientras me digo a mí mismo, en un susurro, que te extraño a rabiar. Recuerdo que hoy en la tarde pasé al parque de siempre, donde ibas a columpiarte. Pasé con la esperanza de encontrarte ahí, sentada cerca del árbol grande, mientras sonreías como una pequeña niña.


Aunque no tuve suerte (porque no estabas por ninguna parte), me senté un momento y me dediqué a recordarte y pensarte, también a imaginarte ahí, sentada a mi lado, pidiéndome que sacara fotografías a las estrellas. Lo hacías siempre minutos antes de que anocheciera, porque te gustaba fotografiar los astros con el cielo aún azul de fondo, parpadeando antes de extinguirse al comienzo de la noche.


Entonces, en mi soledad y hastío, maldije el día en que te dejé ir. No creí en lo que me habías dicho: que si me alejaba de ti, te iba a extrañar a diario como jamás había extrañado a una mujer y que sufriría sin remedio. Y esto es justamente lo que ha pasado, mi gitana hermosa. Siempre te consideré una especie de gitana sin nombre ni patria, que se esforzaba en complacerme en todo y en entregarme amor, simple y honesto.

Sin embargo, como suele ser obvio, y sin un motivo claro o preciso, busco huir de las buenas personas o alejarme de todo lo hermoso que la vida me entrega. Escapo, sin saber de qué monstruo, y con la cabeza gacha me cobijo en melancolía y desconsuelo. Por esta y otras razones que no tengo pensado evidenciar esta noche, te he dejado ir de nuevo.


Sin embargo, al dejarte escapar, siento cómo el pecho y el alma se me parten en dos. Las ganas de acabar con mi vida me inundan, y pienso en el suicidio como la única salida posible, como la forma impar de escapar. Philip Mainländer eligió este camino para acabar con el sufrimiento existencial que lo atormentaba desde niño.


Entonces, corrí a casa y tomé un cuchillo con la intención de cortarme las venas. Pero no fue posible, porque el cuchillo no tenía filo. Lo mismo ocurrió con los otros tres cuchillos que tomé después para intentar abrirme el antebrazo izquierdo, sin lograrlo. Al darme cuenta de que seguía vivo y mi cometido había fallado, me eché a llorar como un niño pequeño que ha perdido a su madre.


Desesperado, intenté apuñalarme atravesándome la garganta, pero no tuve el valor. Me encerré en mi habitación, maldiciéndome y llorando de desconsuelo y rabia. Entonces, oí tu voz en la lejanía diciéndome: "Te amo". Una paz indescriptible se apoderó de mí y me inundó por completo.

Salí al patio, me tiré al suelo y esperé a que empezaran a salir las estrellas, justo antes de que el firmamento se convirtiera en un lienzo negro. Minutos después, apareció la primera estrella, pero el dolor de los rasguños en mi antebrazo izquierdo me impidió concentrarme y continuar pensando en ti.


Decidí volver al parque para seguir imaginándote y esperar, con la esperanza de que aparecieras por un momento. Pero después de una hora sentado en una banca, no apareciste.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

  MALDITA ANSIEDAD, TENGO UNA DUDA... ¿TENGO UNA VIDA?       QUIERO MÁS DE ESA MALDITA ANSIEDAD            Por Desastre Alterno            ...