UN LARGO SOLO
Un largo solo: la poesía como partitura de lo elusivo
Por Gonzalo Vilo
Autor: Bruno Montané
Editorial: Bordelibre
En Un largo solo, Bruno Montané despliega una poética que parece caminar con la ligereza del humo y, a la vez, con la firmeza de quien ha recorrido a fondo los paisajes más íntimos del lenguaje. Su amigo Roberto Bolaño alguna vez describió su escritura como «sangre suspendida en el aire», y pocas imágenes resultan más certeras para retratar la tensión lírica que atraviesa esta obra: entre el misterio y la materia, entre la contemplación y el pulso vital.
Compuesto por tres conjuntos de poemas, el libro sorprende por la variedad de registros que conviven en un estilo del todo reconocible. La voz de Montané, lejos de cualquier artificio, se mueve entre meditaciones sobre el oficio de escribir, destellos oníricos y un ineludible anclaje en lo cotidiano. Pero su cotidiano no es plano ni trivial: se trata de un espacio sensorial, cargado de textura, memoria y una mirada crítica que nunca se impone, sino que se insinúa con la precisión de quien conoce el poder de la sugerencia.
A lo largo del libro, Montané renuncia a la retórica vacía, al mesianismo impostado y a la épica forzada. Su poesía se sitúa en otra frecuencia, más próxima al susurro que al grito, más cerca del aprendiz que del maestro. Y sin embargo, es precisamente desde ese lugar de humildad y lucidez que Un largo solo se alza como una bitácora luminosa sobre lo que la poesía puede ser: una forma musical de conocimiento, una exploración persistente del mundo y del yo.
Sutil pero vibrante, sereno pero incisivo, este libro confirma a Bruno Montané como una de las voces más singulares y necesarias de la poesía contemporánea. En tiempos de estridencia, Un largo solo nos recuerda que hay otra forma de habitar el lenguaje: con precisión, belleza y verdad.
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