LOS OJOS DEL GATO
Los Ojos Del Gato
Autor : Richard Sandoval
(Debate-Penguin, Santiago de Chile, 2024).
Por Gonzalo Vilo
Un payaso abre la boca y nos traga enteros. No nos mastica, apenas nos deja deslizar hacia su interior. Allí, febriles almas enmascaradas hablan y ríen, como si contemplaran ángeles de múltiples colores suspendidos en el aire.
¿De qué circo se trata este?
Avanzamos con los instrumentos colgando a la espalda, mientras mujeres y hombres en trajes interplanetarios desfilan frente a nosotros. Nos miramos con desconcierto. Nadie entiende nada. Vinimos a tocar porque nos invitaron, porque eso hacemos: llenar matrimonios y cumpleaños con nuestras cumbias. Pero esta fiesta, apenas cruzamos las miradas, ya nos grita que no se parece a ninguna otra.
Lo intentamos igual. En el escenario arrancamos con una de esas cumbias que siempre nos piden. Pero a mitad del tema comprendemos que nadie escucha, que flotamos en un ambiente ajeno, impermeable a nuestra música.
Gabriel, El Gato y Mario se miran. Hablan con los demás. Un acuerdo silencioso nos atraviesa: es hora de tocar lo otro, lo que jamás mostramos en público, lo que inventamos en la calle Viana, en la penumbra de la amistad, en la intimidad del vértigo.
Y entonces estalla. Melodías frenéticas, delirantes, comienzan a girar como planetas enloquecidos sobre la fiesta. Tocamos boleros, cumbias y cha-cha-chás torcidos, eléctricos, improvisados, lanzados contra la noche como quien prende fuego a un papel y lo deja arder en el aire.
Los ángeles de múltiples colores dejaron de volar. Bajaron sus alas, quedaron inmóviles, atentos, como si en cada acorde les ardiera una ciudad recién nacida. Ese instante, donde lo cotidiano se funde con lo extraordinario, donde la música se vuelve vehículo de memoria y de emoción, recuerda el pulso febril que atraviesa la vida de quienes dejan una huella imborrable. Es precisamente ese mismo pulso —entre lo cotidiano y lo visionario, entre lo íntimo y lo colectivo— el que Richard Sandoval captura en Los Ojos del Gato (Debate-Penguin, Santiago de Chile, 2024).
Una biografía que no se limita a narrar la trayectoria de Eduardo “Gato” Alquinta, voz principal de Los Jaivas, sino que busca descifrar la manera en que su magnetismo personal se incrustó en la memoria cultural chilena. Sandoval se adentra en archivos, entrevistas inéditas y testimonios dispersos para reconstruir un retrato íntimo: el de un hombre reservado, a veces tímido, pero dueño de una fuerza carismática que se desplegaba cada vez que abría la boca para cantar. El libro avanza entre escenas de juventud, viajes y conciertos, pero también entre silencios, fragilidades y convicciones que hicieron del Gato una figura irrepetible. Lo que emerge no es solo la historia de un músico, sino la de una voz que, con su timbre inconfundible, terminó encarnando una forma de vivir, un ideal comunitario que parecía natural en los años setenta y que hoy resuena con una mezcla de nostalgia y resistencia. Allí radica el mayor acierto de Sandoval: mostrar a Alquinta no como un mito distante, sino como un hombre cuya humanidad —terca, luminosa, contradictoria— aún interpela a quienes escuchan su canto.
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