OSAMENTAS EN EL JARDIN
BELLEZA EN LA DESCOMPOSICION
   
Hay artistas que observan el mundo y otros que lo abren en canal. Osamentas en el Jardín pertenece a los segundos. Su trazo parece surgir desde un lugar donde la carne se mezcla con la raíz y el amor con la podredumbre. En sus retratos, la ternura y la muerte no se oponen: se rozan, se entienden. Un beso dibujado a grafito puede ser tan íntimo como un corte quirúrgico en el pecho. Lo humano aparece en su estado más vulnerable, más bello, justo antes de deshacerse.
    
Sus imágenes funcionan como fragmentos de un diario anatómico. Hay gatos, amantes y mujeres cosidas que sostienen calaveras; pero más allá del motivo, lo que emerge es una voz plástica que trabaja con la materia del silencio. Cada línea, cada sombra, parece un intento de recordar lo que la memoria ya quiso olvidar. Su paleta —hecha de ocres, cenizas y sangre seca— le da un aire de liturgia profana, de misa en una casa abandonada
    
   
En un circuito donde la estética suele disfrazarse de ironía, Osamentas en el Jardín elige la honestidad del abismo. No busca complacer: busca mostrar que aún hay belleza en lo que se pudre, que los cuerpos y los afectos también florecen bajo la tierra. Su obra no es decorativa, es devocional. Una invitación a mirar de cerca lo que normalmente apartamos: la fragilidad, la herida, la ternura que persiste incluso cuando todo se cae a pedazos.
  
Pueden encontrar mas de su trabajo visitando su cuenta de instagram
https://www.instagram.com/osamentaseneljardin/
 
 
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