Por Gonzalo Vilo
En el universo saturado de filtros y estéticas pulidas que domina Instagram, Altar de Vómito y Fuego irrumpe como un grito crudo desde las entrañas. Su obra es un puñetazo al plexo solar de la corrección estética, una invitación a mirar de frente aquello que la sociedad prefiere barrer bajo la alfombra: el vómito, el fuego, el colapso.
Este artista, que se mueve desde Chile pero trasciende fronteras, cultiva una iconografía propia, cruzando símbolos de lo religioso, lo pagano y lo visceral. Sus publicaciones son cápsulas de rabia, belleza grotesca y misticismo decadente. No hay neutralidad posible frente a sus imágenes: o te repelen o te hipnotizan. A veces, ambas cosas a la vez.
Lo que diferencia a Altar de Vómito y Fuego no es solo su impacto visual, sino la manera en que cada pieza parece un ritual. Hay una dimensión catártica, casi chamánica, en sus collages digitales, donde el cuerpo es fragmentado y resignificado; donde la palabra escrita —seca, poética, a veces brutal— funciona como hechizo, como mantra de un mundo en ruinas.
Sus obras no buscan complacer, sino despertar. Con referencias que van desde el black metal a la poesía mística, del cómic underground a la estética del fanzine punk, el artista construye un altar para lo marginal. Pero no lo hace desde el cliché: lo hace con una voz única, que mezcla desesperación con lucidez, ternura con rabia.
En tiempos donde el arte muchas veces se reduce a una experiencia decorativa o de consumo rápido, Altar de Vómito y Fuego nos recuerda que el arte puede —y debe— ser también confrontación, espejo oscuro, grieta. No todos quieren mirar en esa dirección. Pero los que se atrevan, encontrarán aquí una obra incómoda, viva y profundamente humana.
Puedes encontrar mas del trabajo del artista en:
https://www.instagram.com/altardevomitoyfuego/
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