NACHO AQUEA - SESIONES ELECTRORADIO
En tiempos donde la sobreproducción digital embalsama todo con una pátina de perfección sin alma, Nacho Aquea escarba en la grieta y deja salir un EP crudo, íntimo y cerebral. Sesiones Electroradio es su último manifiesto sónico: tres cortes que canalizan la electricidad de una radio que aún transmite desde el margen.
El EP abre con Hay un Camino, una declaración casi existencial entre sintetizadores melancólicos y bases rítmicas que rozan el breakbeat con un pulso urgente, una mezcla de punk espiritual y pop desviado. La referencia a Los Prisioneros es inevitable —sobre todo a su etapa más luminosa y programada—, pero Aquea no se queda en la imitación: reinventa ese ADN chileno con samples, atmósferas y texturas que evocan más a New Order en plena resaca post-Madchester que a cualquier revival cómodo.
Flor Rara es una gema oscura: riffs de guitarra eléctrica flotan como vapor ácido sobre un beat que baila entre el jungle desacelerado y el dub embrujado. Todo esto hilado con una voz que no busca agradar, sino decir. Hay algo de PJ Harvey en su capacidad de mutar entre la fragilidad y la rabia contenida. También algo de Hordatoj, si cambiamos los beats por loops etéreos y sintetizadores con olor a lo-fi casero.
La última pista liberada, Ilusión (las horas), baja el ritmo pero no la intensidad. Aquí se respira introspección, delay y delay y delay, como un diario de vida escrito sobre cinta magnética, con la estética de la radio pirata y la emoción de quien aún cree en la canción como resistencia.
Grabado y producido íntegramente por Aquea bajo el alero de su propio Sello Zorro Rojo, el EP no sólo es una pieza musical, sino también una declaración de principios: hazlo tú mismo, hazlo con los tuyos, y si no hay espacio en el centro, inventa un borde.
Mientras trabaja en un LP más ambicioso (y en otro EP más minimalista aún), Sesiones Electroradio se siente como un puente entre el pasado y el presente, entre lo que suena en tu cabeza a las 3 AM y lo que podrías bailar en una fiesta con gente que realmente escucha. Nacho Aquea no busca el aplauso fácil: quiere conexión. Y lo logra.
El EP abre con Hay un Camino, una declaración casi existencial entre sintetizadores melancólicos y bases rítmicas que rozan el breakbeat con un pulso urgente, una mezcla de punk espiritual y pop desviado. La referencia a Los Prisioneros es inevitable —sobre todo a su etapa más luminosa y programada—, pero Aquea no se queda en la imitación: reinventa ese ADN chileno con samples, atmósferas y texturas que evocan más a New Order en plena resaca post-Madchester que a cualquier revival cómodo.
Flor Rara es una gema oscura: riffs de guitarra eléctrica flotan como vapor ácido sobre un beat que baila entre el jungle desacelerado y el dub embrujado. Todo esto hilado con una voz que no busca agradar, sino decir. Hay algo de PJ Harvey en su capacidad de mutar entre la fragilidad y la rabia contenida. También algo de Hordatoj, si cambiamos los beats por loops etéreos y sintetizadores con olor a lo-fi casero.
La última pista liberada, Ilusión (las horas), baja el ritmo pero no la intensidad. Aquí se respira introspección, delay y delay y delay, como un diario de vida escrito sobre cinta magnética, con la estética de la radio pirata y la emoción de quien aún cree en la canción como resistencia.
Grabado y producido íntegramente por Aquea bajo el alero de su propio Sello Zorro Rojo, el EP no sólo es una pieza musical, sino también una declaración de principios: hazlo tú mismo, hazlo con los tuyos, y si no hay espacio en el centro, inventa un borde.
Mientras trabaja en un LP más ambicioso (y en otro EP más minimalista aún), Sesiones Electroradio se siente como un puente entre el pasado y el presente, entre lo que suena en tu cabeza a las 3 AM y lo que podrías bailar en una fiesta con gente que realmente escucha. Nacho Aquea no busca el aplauso fácil: quiere conexión. Y lo logra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario