EXPERIMENTAL LOUNGE CLASICO
PORNOSTAR, 30 AÑOS DE PERVERSIÓN SONORA
Treinta años han pasado desde que Pánico soltó Pornostar (1995), ese debut que marcó un antes y un después en la historia del underground chileno. Hoy, al mirar atrás, el disco se siente como una bomba de tiempo que estalló en medio de una escena todavía tímida y conservadora. Era 1995 y Pánico llegaba a patear el tablero con un sonido sucio, juguetón y sin culpa, abriendo paso a una nueva forma de entender el rock: más libre, más performático, más desvergonzado. Pornostar fue —y sigue siendo— una provocación hecha a pulso, un grito entre risas y feedback.
El álbum, compuesto por 18 piezas, sigue una misma línea sonora pero al mismo tiempo desarrolla una historia delirante: la de Rosita, una chica que sueña con convertirse en una estrella porno. En el Chile de mediados de los noventa, con su moral aún en modo dictadura, ese argumento era un verdadero atentado cultural. La producción corrió por cuenta de Carlos Cabezas (de Electrodomésticos), quien supo canalizar la energía eléctrica y el caos juguetón de la banda dentro del estudio, capturando esa efervescencia que luego se convertiría en su sello en vivo: performances cargadas de humor, ironía y desenfreno.
Grabado en Santiago de Chile y editado por el sello EMI, Pornostar destilaba frescura y descaro. Canciones como “Miss Intoxic llega a la disco”, “Acción y velocidad”, “Playa”, “Tanto sol” y “Borrachas y extasiadas” definen el pulso del álbum: percusiones aceleradas, guitarras eléctricas sin saturar, bajos melódicos y coros teatrales. Las voces de Edi Pistolas y Carolina Tres Estrellas se entrelazan en juegos vocales cargados de teatralidad, entre el coqueteo, la euforia y la ironía, dando vida a un disco que respira hedonismo y libertad en cada compás.
El corazón de aquella formación lo completaban Tatán Cavernícola en batería y Juanito Zapatillas en guitarras y teclados. Junto a Edi Pistolas y Carolina Tres Estrellas, tejieron una identidad colectiva donde cada integrante era un personaje, una pieza del universo delirante que Pánico construyó entre riffs, humor negro y erotismo pop. Pornostar condensó esa energía primitiva y teatral en su estado más puro, convirtiéndose en un documento esencial del espíritu independiente de los noventa.
Y como si el tiempo no pasara, Pánico volverá a encender la mecha este 13 de diciembre en el Teatro Coliseo, participando en la primera edición del Pervervision Fest, junto a Estoy Bien, Candelabro, Hesse Kassel y Chini.PNG. Una cita que promete revivir la fiebre que Pornostar dejó impregnada hace tres décadas: sudor, distorsión y humor en clave de libertad. Porque si algo nos enseñó Pánico, es que la música —como el deseo— no tiene que pedir perdón.

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