jueves, 11 de diciembre de 2025

VIOLETA   JIRACHI

 

 

      

 

        En el mundo de las pantallas y las reproducciones infinitas, Violeta Jirachi pinta como quien susurra secretos que solo algunos alcanzan a escuchar. Sus acuarelas no buscan la espectacularidad ni la aprobación inmediata; más bien se detienen en los gestos mínimos, en los trazos que tiemblan y se mezclan con la transparencia del papel. Es un trabajo que exige mirar de cerca, detenerse y dejarse llevar por la cadencia íntima de cada color y línea.

 

    

 

El desarrollo de su técnica “alla prima” en la acuarela marca el pulso de su obra. Cada pincelada es un acto de decisión inmediata: no hay correcciones ni revisiones prolongadas, solo un flujo constante que evidencia la espontaneidad y la vulnerabilidad de la creadora. Esa urgencia, esa frescura, convierte cada pieza en un registro honesto de emociones en movimiento.

 

    

 

Las figuras femeninas, los motivos naturales y los pequeños guiños surrealistas componen un imaginario delicado y a la vez inquietante. Sus paletas, crean atmósferas que parecen suspendidas entre lo tangible y lo onírico. Hay en su trabajo una tensión entre la fragilidad de lo cotidiano y la fuerza poética que emerge de lo aparentemente simple, como si cada obra fuese un instante capturado que no quiere repetirse.

 

    

 

En un panorama artístico que muchas veces premia la grandilocuencia, Jirachi reivindica la intimidad y la sutileza como formas de resistencia. Sus acuarelas se infiltran sin alardes, pero dejan una marca persistente: una invitación a redescubrir la quietud, la sensibilidad y la belleza en los detalles más pequeños. Su obra recuerda que, a veces, lo más radical es detenerse y mirar de verdad.

 

    

 

 

martes, 9 de diciembre de 2025

CALICATA DEL MAÑANA
  

VERÓNICA ARÉVALO GUTIERREZ (EDITORIAL TRAZOS DE AVES 2025)



    Hay libros que no se leen: se hurgan, como si fueran tierras removidas en busca de una raíz que aún respira. Calicata del mañana, publicado por Trazos de Aves en este 2025, es justamente eso: una excavación en la carne futura del planeta, una exploración que deja las manos manchadas de polvo distópico. Verónica Arévalo Gutiérrez no imagina un porvenir lejano, sino un eco ampliado del presente: ciudades-fortaleza expulsando cuerpos inútiles al desierto, sociedades hambrientas de agua y afecto, un mundo partido en dos como una geoda triste. Lo inquietante no es la devastación, sino reconocer en ella el mismo latido torcido que arrastramos hoy.

En el futuro, nuestro planeta no será el mismo. Nuestra falta de conciencia y nuestra codicia habrán pasado factura. La humanidad enfrentará la escasez hídrica y la falta de alimentos adecuados. Las ciudades se transformarán en fortalezas ultramodernas que expulsarán a quienes no logren adaptarse, a quienes ya no sean considerados necesarios. Surgirá un mundo dividido entre poderosos y despojados, entre afortunados y olvidados, avanzando con paso implacable a través de desiertos y campos devastados… aunque, pensándolo bien, quizá no sea un escenario tan nuevo.

Cada uno de los cuentos que conforman esta colección nos habla desde un futuro distópico que intenta recomponer lo que queda tras sobrevivir a los errores del pasado. Son voces femeninas las que narran estas historias, mujeres que se erigen como protagonistas de sus propias luchas, sus pérdidas y sus resistencias. A través de ellas, este libro nos invita a reflexionar sobre lo que podríamos llegar a ser… y sobre lo que aún estamos a tiempo de evitar.

La autora arma su distopía con piezas de ciencia ficción tan nítidas como crudas: viajes espaciales que no prometen salvación, seres cibernéticos cuya humanidad estalla en zonas imprevistas, encuentros con lo desconocido que funcionan como espejos deformantes de nuestra propia fragilidad. La frontera entre lo real y lo extraordinario se vuelve un glitch, una interferencia que abre paso a lo especulativo sin perder nunca el pulso humano. La prosa es accesible, sí, pero nunca complaciente; invita tanto al lector experimentado como a quien se aventura por primera vez en las geografías inciertas del género.

Quizás la fuerza del libro radica en la vida misma de su autora. Verónica Arévalo Gutiérrez —historiadora, trabajadora de la educación formal y popular, caminante de los territorios rurales del norte chileno— escribe desde un cruce donde lo íntimo y lo comunitario son la misma respiración. Su recorrido por la investigación, la gestión comunitaria y la creación narrativa se siente en cada cuento: hay memoria social, hay polvo real, hay cuerpos que conocen el peso de habitar un lugar en conflicto. Calicata del mañana es la prueba de que la ciencia ficción latinoamericana, cuando nace desde la tierra y no desde el laboratorio, puede ser sagrada, brutal y luminosa a la vez. Una advertencia y un abrazo. Un mañana que duele… pero aún late.



sábado, 6 de diciembre de 2025

 THE  HOLYDRUG  COUPLE

MOONLUST  VINILO  ANIVERSARIO  10  AÑOS

 

 




    A diez años de su aparición, Moonlust sigue brillando como una rareza necesaria dentro del mapa psicodélico latinoamericano. Cuando The Holydrug Couple lo lanzó en 2015 bajo el alero de Sacred Bones, el dúo ya tenía una firma sonora inconfundible, pero aquí dieron un salto que pocos vieron venir: un viraje hacia un dream-pop etéreo, sintetizadores que se derriten como espejismos y una melancolía futurista que le abrió espacio a la introspección sin perder el pulso romántico del pop. Hoy, con reedición en vinilo edición especial —envuelta en arte holográfico arcoíris—, es evidente que Moonlust no solo resistió el paso del tiempo: se convirtió en referencia.

Lo que al principio parecía un giro estilístico terminó marcando un punto de inflexión para la banda. Ives Sepúlveda, arquitecto del sonido Holydrug, le dio al disco una producción cristalina y pesada a la vez, alejándose de cualquier rastro demasiado orgánico para abrazar un terreno más electrónico y atmosférico. Las influencias flotan sin pudor: el toque francés a lo Gainsbourg y Air, la sensualidad soul heredada de Aretha Franklin y, por debajo, la inevitable pulsión latinoamericana donde aparecen sombras de Los Prisioneros, Virus y Los Encargados. Pero nada de eso se impone; más bien, funciona como materia prima para un álbum que se sostiene como un bloque, coherente y ensoñado, en el que la lujuria por lo inalcanzable —esa diosa lejana, ese deseo imposible— se convierte en eje temático.

Canciones como “If I Could Find You (Eternity)” y “Atlantic Postcard” siguen siendo perfectas puertas de entrada al viaje: voces distantes como si vinieran desde una estación espacial abandonada, arpegios ambientales que vibran entre la calma y el vértigo, y un halo psicotrópico que pareciera suspender el tiempo. Lo mismo ocurre con “Light or Night”, “Baby, I’m Going Away” y “Generique Noir”, piezas que confirman que aquí no hay relleno; cada track aporta al paisaje hipnótico general. Lejos de los barroquismos, Moonlust prefiere la síntesis y la precisión para construir un imaginario nocturno, elegante y profundamente emocional.

La celebración de su décimo aniversario no podía ser menor: The Holydrug Couple vuelve a Centro Arte Alameda con formación completa este 8 de octubre, marcando además su retorno después de cerrar ahí la gira de Bolero Tampoco (2024). El concierto llega tras un recorrido por México celebrando el cumpleaños del disco, y promete dar nueva vida a un repertorio que hoy influye a escenas psicodélicas de toda la región. Para una banda pionera del rock psicodélico chileno, este aniversario no es solo un hito: es la confirmación de que Moonlust es uno de esos discos que siguen creciendo, incluso cuando ya lo creíamos completamente decodificado.
 
 

 


jueves, 4 de diciembre de 2025

CAÍDA LIBRE


LOS EX


   

 


    En los noventa, cuando la escena chilena hervía entre fanzines fotocopiados, tocatas en galpones húmedos y la eterna promesa de un “nuevo rock nacional”, Caída Libre irrumpió como un meteorito incómodo. El debut de Los Ex —ese cuarteto insolente comandado por la voz afilada y visceral de Colombina Parra— había pateado la puerta con un grunge-punk de barrio que no le debía nada a Seattle, porque sudaba Santiago por todos lados. El disco se escuchó como un vómito emocional sin filtros: directo, ruidoso, desprolijo y necesario. Y sí, tenía esa energía adolescente y peligrosa que hacía que uno quisiera prender un cigarro incluso sin fumar.

Cada track de Caída Libre era un golpe de puño, o una carcajada amarga, o un balazo de ironía. “La Corbata de mi Tío”, “Sacar la Basura” y “Vendo Diario” se convirtieron en himnos porque traducían, con rabia las tensiones sociales y afectivas de una generación que se estaba sacudiendo el machismo, la desidia política y las relaciones tóxicas como quien se sacude el polvo del pantalón. La guitarra de Edwards cortaba como vidrio, la base rítmica de Ugarte y Bascuñán sostenía todo con un pulso maquinal y callejero, y la voz quebrada de Colombina era un recordatorio de que el dolor también podía sonar hermoso, si era honesto.

Pero lo más brutal fue el impacto: Caída Libre terminó colándose en MTV, cruzando fronteras sin pedir visa, y transformando a Los Ex en una rareza querible dentro del circuito latinoamericano. Mientras en Perú se los celebraba casi con devoción y en Chile se convertían en banda de culto en tiempo récord, acá en el under sabíamos que lo suyo no era moda: era actitud. Ese cassette sobrevivió mochilas rotas, micro amarilla, recitales sudorosos y corazones quemados. Y aunque la banda se desarmara, se rearmara y volviera a desaparecer, el disco nunca se fue. Se quedó pegado en la memoria colectiva como solo lo hacen los trabajos que nacen desde el desgarro real.


Hoy, a casi treinta años de su aparición, Caída Libre sigue oliendo a pasquín callejero, a rabia femenina, a noche larga en plaza de barrio y a distorsión que no envejeció un día. Si el rock chileno tuvo un disco que no buscó caer bien, sino caer de golpe, fue este. Un debut que no vino a preguntar nada, solo a gritarlo todo. Y qué bueno que fue así: ningún pulido estudio ni ninguna estrategia de mercado habría podido darle más filo del que ya traía. Los Ex habían dejado un registro feroz, imperfecto y explosivo que todavía mordía los oídos. Y eso, en cualquier época, sigue siendo rock.
 
 

 


domingo, 30 de noviembre de 2025

 AIOWA

RICARDO   SALDIVIA 

 


 

Por  Gonzalo  Vilo

 

             En Áiowa, Ricardo Saldivia abre la puerta a un subterráneo narrativo donde todo cruje: desde el primer cabezazo de Charly hasta el último fogonazo poético de PDM2, el libro nos arroja sin anestesia a un ecosistema crudo, a ratos abyecto, habitado por personajes que avanzan a tientas por un sistema que nunca eligieron y al que, con justa rabia, se niegan a pertenecer. Saldivia no escribe: escupe mundos. Nos incomoda, nos sacude y nos deja ahí, colgando, como si fuera normal mirar el derrumbe desde dentro.


Anarco Naif es el nombre con el que algunos criticos y escritores han intentado conceptualizar el estilo del autor. Personajes como Roque, Charly, Cuervo-menuda, Castaña, lo confirman. En sus relatos, Saldivia, a traves de una prosa fresca, rapida, desliza una critica social interesante, logrando ademas, un manejo apropiado del entorno y la ambientacion.  Esto convierte cada página del libro una experiencia al límite, como si cada frase nos empujara a pasar la noche en la Garrapata, a fumarnos un pito con Roque y a terminar enredados con Mandala, respirando el mismo aire espeso y sudoroso de esos mundos que Saldivia construye.

La fortaleza de estos personajes no viene del heroísmo, sino de la consecuencia brutal con el camino que eligieron —o que los eligió a ellos—, aun cuando el libro no teme apuntar las grietas, las contradicciones, las pequeñas traiciones necesarias para sobrevivir. 
 
Áiowa está dividido en dos partes: primero los relatos, luego los poemas, un tránsito natural desde la narrativa veloz y ruidosa hacia un territorio donde la lírica conserva el filo. En esos once textos, prologados de gran forma por Clo Domínguez, laten temas como la amistad, la violencia, la miseria y el amor que se obstina en aparecer incluso frente a una realidad que no perdona.

Leer Áiowa es dejarse gritar por una voz que busca revelar. Una voz que recuerda que mientras el país se hunde en su propia desigualdad, aún quedan escritores capaces de mirar el barro sin volverse estatuas. Saldivia arma escenas con la precisión de un relojero y la furia de alguien que sabe que no caminamos todos por la misma vereda. Este libro — con esa portada brutal de Kai Kai— es una invitación a entrar en la herida y quedarnos ahí, no como espectadores, sino como cómplices del estremecimiento.

 

viernes, 28 de noviembre de 2025

 CHAGUAL

BRUMA  (SINGLE 2025) 

 



1."Bruma" profundiza en texturas shoegaze y pasajes etéreos, pero mantienen los guturales y una línea de bajo bien protagonista. ¿Es una declaración de que en el underground chileno ya no existen los límites de género, o es simplemente el sonido que les nació sin darle mucha cabeza? 
 

Más bien lo segundo. La canción nació de Nora, quien la presentó tocada y cantada en una guitarra acústica. A nivel estético quisimos apoyar la idea de la bruma con esas texturas y efectos para dar esa sensación de “estar cubierto o alejado”. Los guturales y la línea de bajo protagonista son una constante en nuestras canciones y también tienen que ver con la forma de tocar de Nora, quien tiene una manera muy peculiar de aproximarse a su instrumento. La verdad es que sentimos que el uso de recursos de estilos musicales diversos es parte del ADN de la banda. Los límites cada vez son más difusos; creemos que el purismo es solo restringirse a la hora de crear.

Mencionan que la canción avanza entre “capas difusas y tensión emocional constante”. Para el que solo escucha el single, ¿cómo se traduce ese concepto de “neblina interna” en la sala de ensayo? ¿Es un tema que se cocina en la rabia contenida o en la calma más introspectiva?

Pensamos que el sonido tiene herramientas para expresarse por sí mismo. Por ejemplo, en los versos iniciales los acordes ocupados en la guitarra son acordes suspendidos, es decir, que no tienen tercera. No son acordes ni mayores ni menores y no definen por sí mismos una tonalidad. Esto también da una sensación de “no saber hacia dónde se va”. En general no creemos trabajar desde la rabia; sentimos que hay mucha conciencia de lo que queremos lograr con cada canción, reflejando las sensaciones que queremos presentar a través de los recursos que tenemos como músicos e intérpretes.
 
 
2. Mencionan que la canción avanza entre “capas difusas y tensión emocional constante”. Para el que solo escucha el single, ¿cómo se traduce ese concepto de “neblina interna” en la sala de ensayo? ¿Es un tema que se cocina en la rabia contenida o en la calma más introspectiva?


Pensamos que el sonido tiene herramientas para expresarse por sí mismo. Por ejemplo, en los versos iniciales los acordes ocupados en la guitarra son acordes suspendidos, es decir, que no tienen tercera. No son acordes ni mayores ni menores y no definen por sí mismos una tonalidad. Esto también da una sensación de “no saber hacia dónde se va”. En general no creemos trabajar desde la rabia; sentimos que hay mucha conciencia de lo que queremos lograr con cada canción, reflejando las sensaciones que queremos presentar a través de los recursos que tenemos como músicos e intérpretes.
 
 

 
 
3. A nivel estético, “Bruma” tiene mucho de reverb y efectos que sugieren desorientación. ¿Qué bandas, nacionales o internacionales, fueron el soundtrack mientras daban forma a este nuevo paisaje sonoro?
 

El sonido shoegaze, slowcore o de rock alternativo de los 90 es una referencia clara a esa “bruma sonora”: voces lejanas y guitarras etéreas. El arpegio de la segunda mitad de la canción se aleja un poco de eso y es más una referencia al rock progresivo clásico, a lo Steve Hackett de Génesis. Tratamos de escuchar música también en nuestros ensayos, de todo: de repente escuchamos blackgaze, jazz, death metal, progresivo antiguo, incluso cumbia.
 

4. ¿Qué tan vital es para Chagual tener ese control total sobre el proceso creativo, sin que les metan mano productoras o sellos?


Sentimos que esa mano ya no está tan presente, al menos en el rock. Lo “indie” abarca a la mayoría de las bandas, aunque sean metaleras, punks, progresivas, etc. La autogestión es clave en estos tiempos. Ya pasaron las décadas de “ser descubiertos” por un sello y firmar contratos. En la actualidad hay muchas más facilidades para grabar y distribuir tu propia música y, como consecuencia, hay un mar de proyectos. Es muy difícil destacarse. Ninguno de los tres piensa en llenar estadios ni volverse rico con la música. Para nosotros es una manera de sentirse vivo, además de expresarnos artísticamente. Cada uno de los tres “subsiste” económicamente haciendo otras cosas. Crear nos ayuda a sentirnos vivos. Como decía Bergman: “Si no creo, no existo”.
 
 
 
5. La decisión de retirar todo su catálogo de Spotify es un movimiento duro y de principios, considerando que es la plataforma dominante. ¿Qué prácticas de la compañía les hicieron decir “hasta aquí no más”? Y, ¿qué le dirían a otras bandas underground que siguen dependiendo de ese sistema?

Lo que nos generó más impacto fue el hecho de que el fundador de la plataforma haya decidido invertir en empresas de armamento militar. Nos parece inaceptable que una persona que se haya hecho millonaria disponiendo de la música de otros ocupe ese dinero para invertir (y ganar aún más del que ya tiene) en artefactos que eventualmente llevarán muerte y destrucción a otros. No queremos influir en las decisiones de cada banda. Lo que ellos decidan es su opción, pero a quienes puedan estar leyendo esto, más allá de cancelar una suscripción o no, los invitamos a ser oyentes activos, a leer e informarse sobre música, a atreverse a escuchar bandas o discos que no conocen, a explorar géneros distintos a los que ya han escuchado. Si no, el algoritmo les ofrecerá lo mismo de siempre y van a pasar el resto de la vida escuchando las mismas canciones o lo que ofrece el mainstream.


6. Las plataformas de distribución que eligieron (Bandcamp, Apple Music) apuntan a un consumo más consciente o de nicho. ¿Cómo ven la salud de la autogestión en Chile? ¿Creen que los músicos están realmente dispuestos a bajarse del carro del streaming masivo por convicción?


Nosotros ocupamos el servicio de distribución CDBaby, que distribuye a todas las plataformas: Tidal, Apple Music, Amazon Music, YouTube Music, Spotify, etc. Previamente retiramos todos nuestros lanzamientos de Spotify y, a la hora de subir “Bruma”, se subió a todas las plataformas a excepción de Spotify. Tener presencia en los servicios de streaming es muy importante, porque actualmente es la manera más inmediata de que te escuchen. Durante nuestros siete años de existencia hemos recibido alrededor de 50 dólares por conceptos de reproducción en las distintas plataformas, por lo cual a nivel económico no es mucho lo que perderemos si nos bajamos de Spotify. Lo que más nos importa es ser fieles a nuestras convicciones. Bandas como King Gizzard & The Lizard Wizard o los nacionales La Bestia de Gevaudan nos inspiraron para tomar la decisión.
 
 

 


7. La identidad visual, con las fotos de Nicole Adasme, es oscura y contrastada. ¿Qué tan importante es para Chagual que la estética visual hable el mismo idioma emocional que su música, especialmente en un circuito donde la imagen a veces se traga al sonido?

Lo visual para nosotros es muy importante, desde las portadas y también desde hace algún tiempo las fotografías que podemos tomar de cada lanzamiento. Ayudan a reforzar lo que queremos transmitir con la música. Nicole nos ayudó bastante con eso. El efecto “desenfoque” que se ve en algunas fotos es realmente análogo: ella iba acercando o alejando el zoom mientras sacaba la foto. Su creatividad e ideas nos ayudaron también a expresar lo que queríamos con la canción. También hicimos unas fotografías en las que nuestro cuerpo estaba quieto, pero nuestra cabeza se movía. Al darle un tiempo de exposición, la cabeza se ve “borrosa”, reflejando el estado que expresa el tema. Tomando en cuenta la inmediatez de los tiempos en que vivimos —en que los algoritmos presentan contenidos cada vez más cortos y explosivos—, es importante llamar la atención a través de lo visual, y si va de la mano con lo sonoro, es un plus para nuestra música.

8. Desde la base (acordes acústicos) hasta la forma final (texturas densas), “Bruma” fue creciendo en el ensayo. ¿Cómo funciona la dinámica creativa en Chagual para que un riff de guitarra termine en un estallido metal con guturales, manteniendo la coherencia de un trío?

Es un proceso de ir probando más que nada. Esta canción en particular ya venía con su letra y tenía una temática definida, por lo cual se trabajó pensando en ese concepto: la bruma, tanto a nivel mental como sonoro. El arpegio de guitarra que va a la mitad de la canción ya existía desde antes y calzó “mágica” e incluso armónicamente con los primeros versos. Somos tres integrantes y tratamos de llenar lo que más podamos con nuestros tres instrumentos y voces. Cada uno se pone a disposición de la canción, ofreciendo y proponiendo lo que le pueda sentar mejor con los recursos que manejamos.
 
 

 

9. ¿Cuál es el siguiente paso después de la “Bruma”? ¿Esta exploración sonora etérea marca un camino definitivo para la banda, o ya están pensando en el próximo giro que haga volar la cabeza a sus oyentes? ¿Es este single un adelanto de un próximo disco, EP o simplemente una pieza autónoma? Y si viene algo más grande, ¿cómo se diferencia conceptual y sonoramente este nuevo trabajo de lo que ya conocemos de Chagual? 
 

La verdad es que nos está acomodando bastante el hecho de ir componiendo una canción, grabarla y lanzarla. Nos mantiene activos y no nos complica tanto a nivel técnico. Creamos y grabamos. Por el momento no tenemos planes de ofrecer un EP o LP. En la actualidad estamos trabajando en un próximo single y tenemos otra idea que está desarrollándose también. Son canciones que “van por otro lado”: una con guiños al blackgaze y al drone, y la otra más aferrada al sludge y al doom. Esperamos grabar y lanzar estas dos canciones próximamente. Más allá de tener pretensiones de fama y reconocimiento, para nosotros la banda es un vehículo importante de catarsis y creación. Mantiene nuestros cerebros y nuestros corazones activos, además de juntarnos como amigos. Somos muy cercanos y disfrutamos ensayando y creando juntos. Finalmente, queremos agradecer a todos quienes se dan el tiempo de apoyarnos y escucharnos, sobre todo ahora que no estamos en Spotify. Y también a ti, Gonzalo, que siempre has apoyado desinteresadamente a los músicos locales, incluso desde nuestros proyectos anteriores como Absenta, Dispara! y Morfina. ¡Gracias!
 
 
Las fotografías que acompañan este lanzamiento fueron realizadas por Nicole Adasme



Links:

Youtube (Lyric Video): https://youtu.be/ksWkavL8UVw?si=mdxXJiEdEbuUOUbn

Apple Music: https://music.apple.com/cl/album/bruma-single/1851845007

Bandcamp: https://chagual.bandcamp.com/track/bruma

Instagram: https://www.instagram.com/chagualband/



Facebook: https://www.facebook.com/chagualbanda

Spotify: Retiramos nuestro catálogo del servicio.


 
 

 

lunes, 24 de noviembre de 2025

AURORA    FLORAL

 LA  RUPTURA  LIRICA  DEL  COLLAGE


      En las entrañas digitales del arte contemporáneo, donde el ruido y el scroll infinito buscan sepultar la verdad, emerge la obra de Aurora Floral como un grito mudo y desesperado. Lo que tenemos aquí no es mera artesanía de recortes, es una disección del alma ensamblada. Aurora Floral se apropia de la herencia del Dadaísmo, empuñando la tijera como un bisturí para desmantelar lo familiar: fragmentos de viejas fotografías, texturas analógicas que huelen a humedad y olvido, y la paleta melancólica de los azules profundos y los sepias gastados. La artista no solo pega; yuxtapone la neurosis con la elegancia de una bailarina rota. El resultado es un fotomontaje que te mira de vuelta, incómodo y magnético a partes iguales, anclado firmemente en la tradición de la subversión visual. 

 

 

El pulso central de su obra late en el Surrealismo, pero no el de los relojes derretidos y los elefantes de patas largas; es un surrealismo de la intimidad. Muñecas rotas, manos suplicantes, cuerpos anónimos y sellos de cera manchados de rojo se convierten en el vocabulario de un sueño febril. Estas composiciones son tan crudas como complejas: un baile de elementos dispares donde la lógica ha sido sacrificada en el altar de la emoción pura. La frase "Entre peros y promesas" se incrusta en el lienzo como un dardo, mientras que la figura envuelta en ese abrazo delirante y atado por hilos rojos nos susurra la verdad: el subconsciente es el único paisaje honesto que nos queda, y Aurora Floral es su cartógrafa.

 


Pero el verdadero golpe de gracia—lo que eleva este trabajo de la técnica a la poesía—es la maestría con la que integra el texto. Estamos ante el Collage Poético en su máxima expresión. Las frases no son títulos ni subtítulos, sino extensiones orgánicas de la imagen, pequeños puñales de lirismo que fijan la atmósfera. Cuando leemos "No me liberes, que me prefiero presa de este delirio," la imagen de la pareja enmarcada se convierte instantáneamente en una celda dorada. La palabra se vuelve carne, y el recorte, metáfora. Es la dualidad perfecta: la dureza de la imagen fragmentada combinada con la vulnerabilidad confesional del verso.

 

 
En resumen, la propuesta de Aurota Floral es una invitación a sentarse en las ruinas de la nostalgia y encontrar belleza en la fractura. Es arte para quien entiende que el orden es una mentira burguesa y que la verdadera belleza reside en los restos. Su trabajo es un manifiesto de la estética lo-fi y la lírica high-concept. Si buscas una postal bonita, sigue de largo; pero si buscas arte que te exija la verdad, detente. Aurora Floral no decora; perturba, y en esa perturbación, encuentra su grandeza.

 

 

VIOLETA   JIRACHI                        En el mundo de las pantallas y las reproducciones infinitas, Violeta Jirachi pinta como quien susur...